A lo largo de la carrera hubo momentos malos. Había muchas cuestas, y no me puedo explicar cómo eran todas hacia arriba. Darwin, o Newton, o no sé quién, el de la manzana... dijo que todo lo que sube tiene que bajar... se ve que no conocía esta carrera... pero esos momentos que vas que no puedes más, que dices "en cuanto dé la 1ª vuelta me retiro..." siempre hay algo que te empuja a terminar... el peor momento de todos fue cuando me pasó una señora que tendría más de 50 años, bajita, piernas cortas, con unas caderas como una plaza de toros (hay que ser fino cuando se escribe)... vamos, una "choni" que solo la faltaba ir en chandal con zapatos de tacón... y dices, si "la maría" puede, yo también puedo...
Para esta carrera convencí a Pablo y a Enrique (novio y amigo de mi hermana respectivamente) para que corrieran conmigo, y ya les dije que mi objetivo era terminar, pero que el suyo tenía que ser terminar por delante de mi, que si no les iba a dar caña... pues oye, que el Pablo me ha ganado... dieron el pistoletazo de salida y ya no le vi... eso sí, me mintió en el tiempo "¿cuánto has hecho?" le pregunté sin resuello. "42 minutos"... sí, sí, 42 minutos... ¡eh! que he visto la clasificación y han sido más de 44... vale, yo hice 49, pero encima me la quiere pegar... ¡vamos hombre!
La siguiente... esa será otro cantar, porque como digo, te picas y ya estás pensando en mejorar, hacer tiempos... y no he hablado de mis mallas... y no, no voy a hablar de ellas.
